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La siembra y cosecha del agua

La siembra y cosecha del agua

por Arely Amaut

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Como es arriba es abajo. Como es a la izquierda es a la derecha. Esta es parte de la filosofía esencial de la cultura andina que conecta los diversos mundos de su cosmovisión. En esta crónica conoceremos la fiesta y crianza del agua, un ritual ancestral que se celebra en la serranía de Lima, al caer las primeras lluvias de octubre.

Por encima de los 3000 metros sobre el nivel del mar, habita la comunidad campesina de San Pedro de Casta, uno de los 32 distritos de la provincia de Huarochirí, en las alturas de los Andes de Lima. Al llegar, nos recibe la comunidad cantando cariñosamente a las entidades sagradas del agua, a los apus1 wamanis y a nuestros ancestros:

Aquí vienen todos los mayores
recordando nuestras costumbres
que dejaron nuestros ancestros
la fiesta de la Champería /

Esos cerros que ves arriba
debajito está mi Madre Cunyac,
donde brotan sus dulces aguas
para regar mis lindas plantas /

Qué bonito ha amanecido martes en la mañana
con el cielo de nubes negras anunciando gotitas de agua.

Esta es una Walina, canción del culto al agua cuyo ritual se organiza en cuatro paradas que estan representadas por cuatro colores: Karwayuma (verde), Komawpaqcha (amarillo), Wualwalqocha (blanco) y Yanapaqcha (rojo). La tradición manda que todas las personas participantes deben realizar la limpieza de lagunas y acequias en diferentes sectores del recorrido del agua que viene del manantial Cunyac. Estas walinas (canciones), creadas diariamente en cada parada del recorrido, son acompañadas por una chirisuya (aerófono de madera tocado por el “chirisuyero”)2 que suena durante las faenas festivas y rituales en la Fiesta del Agua de San Pedro de Casta. La Fiesta del Agua es una celebración del saber local3 de la uywanakuy (crianza mutua) de yaku (agua), que no se trata de un recurso natural, sino de un espacio de vida, la sangre que recorre las venas del pacha (tierra), del mundo de abajo o interior (uku pacha), del mundo de aquí (kai pacha) y del mundo de arriba o exterior (kanan pacha). Gregorio nos dice que el agua tiene semillas, y que es su crianza (siembra y cosecha) la práctica ancestral que nos permite nutrir a la tierra para el cultivo de alimentos para todo el ayllu (deidades, familia natural y humana) (Conversación con Gregorio Ríos, 2023).

Al día siguiente, emprendimos la subida a la montaña, con pequeñas paradas para chacchar4 hojitas de coca, entregar el tabaco y los kintus5 a los lugares sagrados. Algunos están marcados por cruces de camino, colocadas desde la Conquista y de la extirpación de idolatrías impuesta por la iglesia católica. Conversamos con los comuneros y comuneras acerca de diferentes temáticas de la fiesta: su ritualidad, la organización comunal, la organicidad para o desde el agua, etc. Nosotres, como visitantes, podemos participar en diferentes actividades como las «faenas de reciprocidad» para el mantenimiento de las infraestructuras hidráulicas. Me sentía inmersa en la montaña, sus señas, su vitalidad y a la vez era espectadora de la transmisión intergeneracional de sus saberes locales. Presenciamos momentos de toma de decisiones comunales entrelazadas con la ritualidad a las entidades sagradas como los apus wamamis y la yakumama. Luego nos reunimos en Lacopampa donde se entrelazan las walinas de todas las paradas. La reunión terminó con el mensaje de las autoridades y la lectura de las reglas para la carrera de caballos del día siguiente (miércoles).

«La cocha de Cancausho, en Markawasi, almacena 50,000 m3 de agua de lluvia. Es una obra para la práctica ancestral de siembra de agua, construida por la comunidad de San Pedro de Casta en faena comunal».(Don Gregorio, 2023)

La Fiesta del Agua es una celebración del saber local sobre la crianza de este recurso natural que involucra saberes ancestrales sobre la siembra y cosecha del agua.

Al amanecer del siguiente día, continuamos la ruta siguiendo los canales de agua que nos llevan hasta un lugar donde se realiza la limpieza de una laguna. Los mayores nos indican que continuemos hasta la parada de Wualhualqocha (blanco) donde nos recibieron cariñosamente con una sopa caliente. Allí conocimos a Gregorio Ríos ,de 75 años, uno de los yachachiq (sabio local reconocido en la comunidad) de San Pedro de Casta. Para él, lo más importante es el agua. Gregorio instruye y dirige, desde hace 55 años, la construcción de infraestructuras hidráulicas para la siembra del agua en diferentes partes del Perú, siguiendo los usos y costumbres de sus ancestros y ancestrxs.

En 2015 fundó la Asociación de Comuneros de Huarochirí para rescatar los usos y costumbres del trabajo con la comunidad. Don Gregorio nos cuenta: «La crianza (siembra y cosecha) de las semillas del agua, ya sean lluvias, granizo o neblina, es una forma de recolectarla para sembrarlas (llevarlas) al subterráneo (subsuelo). De ahí se puede cosechar agua de acuerdo a los diferentes sistemas hidráulicos. La siembra del agua se cosecha en cubetas hídricas, vasos hídricos, las qochas (lagunas), crestas hídricas y todo lo que está conectado por canales.»

Desde la montaña, prosigue don Gregorio: «La fiesta del agua es un componente ancestral de cómo los incas y preincas la han venerado y se han ocupado de ella. Construyeron infraestructura para captar agua, ahí están las huellas en el cerro. La satisfacción de una faena era celebrar con música y con bailes. La comunidad de Casta trata de mantener lo que era antes. Aunque muchas cosas se han perdido, por ejemplo la vestimenta: ahora usan botas, sombrero de plástico, etc. Antes tenían su vestimenta hecha de lana de oveja, la manta, la bolsa donde llevaban sus cosas, eran parecidas a los trajes de Cusco, Moquegua y Arequipa, similar pero con otras figuras. Mis padres me contaban que se llamaba “cotona”. Con la llegada de los españoles  y la llegada de otras costumbres, han ido cambiando poco a poco. Otro problema es que estamos cerca a la capital. No está trayendo buenos resultados esta capital6 , a veces van más a destruir que a construir.»

Recordé estas palabras muchos días  después, caminando por la cuenca baja del río Lurín, en Lima urbana. Allí, el agua parece estar silenciada, desde una escucha superficial.  No habla porque nadie conversa con ella. Mirándonos sólo encontramos agua envenenada por los desagües, por la basura acumulada. Aunque, de manera insólita, encontramos también plantas resilientes que buscan restablecer la armonía extraviada.

Canales de San Pedro de Casta camino al puquio de Huanankirma  en paralelo con el río Lurín

La fiesta del agua es un componente ancestral de cómo los incas y pre-incas han venerado al agua y se han ocupado de ella. Ellos han construido infraestructura para captar agua, ahí están las huellas, en el cerro. La satisfacción de una faena, de un trabajo era celebrar con música que era para ellos su canto, su baile que se ha quedado en ese lugar de los ancestros.

En Casta, la conversación ritual con el agua organiza y cohesiona a las comunidades. Al recorrer la montaña la oímos moviéndose dentro de las infraestructuras hídricas ancestrales. El canto de las walinas sirve para que las deidades creadoras del agua traigan mensajes pero, ¿cómo se componen? En esta parte del camino llegó Kike Pinto (músico y compositor), quien empezó a crear su walina en el puquio Huanankirma, donde nos encontrábamos sentadxs, y nos dijo que esta canción va cambiando hasta tomar su forma definitiva porque «el lugar te enseña». En este proceso, siento que estamos recibiendo la transmisión sonora de versos y también de un sentir-pensar del agua. Considero que el cariño y respeto al agua en Casta es profundo y trascendental de formas que nos permiten sanar, organizarnos, escucharnos, recordar tejidos (conexiones) vivos, más allá de la memoria del tiempo lineal (presentes, pasado o futuro).

Con todo ello, me pregunto: ¿çl sonido también se cría como el agua y las semillas? Precisamente, el musicólogo Carlos Mansilla desarrolla el concepto de cultivo del sonido7 como una dimensión “desde su particular experiencia sensorial, su percepción, entendimiento y valoración, tanto del propio sonido, como de la vida, la muerte, la naturaleza y del cosmos” (Mansilla, 2021). El músico Dimitri Manga, de Cultivo del Sonido, cuestiona la noción de música, ya que este último término no es necesariamente aplicable de manera universal a todas las culturas, tiempos o épocas. Al respecto don Gregorio manifiesta: “Su expresión está en los versos que escriben, tú escuchas una walina y lo que dice es qué piensan, qué sienten las personas en su relación con el agua. Como soy el promotor, antes de esta champería me dijeron «Gregorio tanto estamos llorando a Cunyac, le cantamos, tomamos y, ¿cuando le van hacer un pago?, nunca lo han hecho, ¿cómo se puede reactivar eso?»

Otro día, Régulo, un músico visitante de la comunidad de Yanapaqcha, nos comenta que en el apu Pariapunku (lugar sagrado donde empieza el canal y el río), hay una cueva muy grande donde solo los mayores y las autoridades que traen el agua pueden ingresar para hacer la ofrenda al apu. Ellos entran cantando acompañados de la cajera (mujer que toca la tinya, instrumento andino de percusión). «Afuera esperan sentados chacchando hojas de coca todos los jinetes de las cuatro paradas que van correr.», dice Régulo.

Cuando termina la ceremonia, sueltan el agua a los canales y las autoridades bajan cantando walinas. Mientras tanto, los habitantes de las cuatro parcialidades (forma en que se divide la comunidad), esperan en las cuatro paradas sagradas.

Foto: Todos nos juntamos haciendo paradas en los lugares sagrados y caminos hacia la Lacopampa, donde almorzamos para luego empezar la carrera hípica, la cual fue cancelada por votación a causa de lluvia, y abundante neblina, que ponían en peligro la seguridad de los participantes y los caballos.

“Su expresión está en los versos que escriben, tú escuchas una walina y lo que dicen es qué piensan, qué sienten. Ahora último antes de esta Champeria, porque yo soy el promotor me dijeron: ‘Gregorio tanto estamos llorando a Cunyac, le cantamos, tomamos y, ¿cuando le van hacer un pago?, nunca lo han hecho, ¿cómo se puede reactivar eso, cómo se puede vivir?’” (Gregorio Ríos, 2023)

Ese día, desde Huanakirma, nos estremecieron rayos, truenos, neblina, lluvia, granizada y llovizna. Podríamos decir que la ofrenda a Cunyac fue escuchada y la conversación con el agua nos dejó vivenciar esa secuencia. De pronto, Gregorio nos dice: “¡Ha podido ser un mensaje! Porque recién ahora ha aumentado el río de la quebrada, alcanza agua para regar todos los cultivos y sobra todavía. Cunyac es permanente, sus aguas pueden venir de los nevados de las cordilleras más altas aunque no sabemos con exactitud ya que su agua tiene orígenes múltiples. Cunyac es el producto de una siembra de agua natural que no lo hace el hombre. Unos viejos comuneros me dijeron:

‘Cuando el trueno arranca en Huambo, contesta Soqtaqori y termina en Yanancuri, [entonces habrá] buena lluvia, buen año.’

El agua desde San Pedro de Casta, sus Apus. Apu de Pachakamak presente desde las Lomas de Lúcumo, el río nos une.

Este año sonaron los truenos. Cuando el trueno arranca acá y no contesta ni Yanancuri ni Huambo estamos jodidos. Esta vez no ha sonado mucho Huambo, Yanancuri tampoco, solo Casta (Soqtaqori)”.

Pocos días después de la Fiesta del Agua, viajamos a la cuenca baja del río Lurín (en Lima). Allí nos encontramos8  con los estudiantes del colegio Julio C. Tello Rojas, quienes realizan una faena de limpieza alrededor del puquio Las Conchitas, lugar sagrado donde ya no brota el agua. Los estudiantes lo escogieron como referente para realizar la ofrenda a la Yakumama, siguiendo relatos y memorias compartidas por Santiago Palomino Gómez (estudiante de quinto de secundaria), quien recibió saberes de su abuelo. Santiago nos comparte: «Mi abuelo influyó bastante en mí porque yo crecí con él. Siempre me llevaba junto al río donde me contaba todo lo que sabía sobre este lugar. Mi abuelo era de muy bajos recursos y al padecer de necesidades decidió venir desde Ayacucho hacia el valle del puquial (Lima). Me dijo que el río lo llamó, que soñó con este río y le indicó cómo llegar hasta aquí e incluso le dijo dónde iba a estar su casa. Así pudo establecerse aquí, en el puquial Las Conchitas.”

Durante esos días, el río estaba en temporada seca. Esto nos permitió ingresar y mirar las plantas que crecen, la basura, los residuos que se acumulan sin cesar. Estar ahí con los niños y las niñas fue emocionante, aunque también pudimos escuchar la tristeza de los lugareños cuando narraban sus memorias. Por ejemplo, Santiago, que vivía al borde del río, nos contó que cuando eran niños se bañaban en el afluente y nadie se enfermaba. Ahora no lo pueden hacer porque es un desagüe y las autoridades no se ocupan de la salud del río ni de las personas. También la maestra Gladys Lozano, de la Asociación Cultural Pachamama, sintió la ausencia de la gente: “Si nadie va a ofrendar al río Lurín es más fácil que lo destruyan”.

Dentro del río Lurín, hubo encuentros y desencuentros. Durante el ritual hubo un momento en que se percibió un cambio en la atmósfera y la temperatura. Todxs expresamos nuestro agradecimiento y cuidado al entregar la ofrenda al río, la que percibí como una pequeña semillita dentro de la enfermedad de esta naturaleza silenciada, que a su vez abarca a todxs lxs que vivimos en este mundo. En la urbe limeña cosechamos agua cada vez que abrimos el grifo. Esas semillas de agüita sembrada desde el saber andino de la crianza mutua de la Yakumama y la Pachamama, practicada desde hace siglos por las comunidades campesinas andino-amazónicas.

Ante la posibilidad de pérdida o poca transmisión de saberes andinos sobre la crianza del agua, le pregunté a Gregorio cuál es el camino para seguir aprendiendo de este ritual: “La posibilidad que se puede ir construyendo es recuperar la generación de ahora, los escolares, no hay otra. Ya no es tiempo que estén solo en el aula sino que ¡deben salir al campo!. Pero dirigidos a la solución de futuros problemas, aún no estamos preparados para eso. La otra parte es explicarles sobre el sistema de las estructuras [de crianza] para que las puedan construir. Eso ya se hace con la gente de arriba en las cumbres [limeñas de San Pedro de Casta o Tupicocha] y sería bueno que los estudiantes de Lima aprendieran eso».

Siento que no basta el retorno al saber teórico o técnico de qué es siembra y cosecha del agua, porque aún estamos recordando al retornar a lo profundo de nuestra cultura y cosmovisión. Si no recuperamos eso tampoco sabremos cómo defender y respetar la diversidad, cómo hay que criar y mantener la regeneración del agua desde la urbe. Pero lxs yachaqs (sabios y sabias) de las comunidades andinas sí están en disposición de transmitir estos saberes. La yakumama (madre agua), los cerros tutelares, la escuela, el territorio, la pachamama (madre tierra) nos muestran un tejido sagrado de caminos nutridos de encariñamiento que nos vinculan. Lo que nos fortalece para rechazar la separatividad del pensamiento occidental moderno y a “recuperar el cariño” como nos los recuerdan los yachaqs Grimaldo Rengifo, Julio Valladolid, Jorge Ishisawa y Eduardo Grillo del Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas.

El río silenciado también comunica. Marcela Machaca9 , de Quispillaccta, comunidad criadora de agua, dice: «La naturaleza habla, grita, expulsa, pero cuando ya no sabemos conversar con ella, la naturaleza también se queda muda. Eso es lo que hay que recuperar, que la misma naturaleza empiece a hablar y empiece a defenderse [ante los denuncios mineros que causan conflictos dentro de la organización comunal] y que nos dejaron hacer un territorio que inspira las ganas de vivir recuperando los territorios hídricos».

Agradezco a la comunidad San Pedro de Casta por su cálida bienvenida y por permitirnos participar en la fiesta del agua. Quiero destacar especialmente la generosidad del comunero y autoridad Gregorio Ríos quien es reconocido como yachachiq (experto local), con quien tuvimos la oportunidad de conversar para compartir sus memorias y saberes sobre el cultivo de las semillas de yaku (agua) en la presente crónica.

La siembra y cosecha del agua es una tecnología ancestral de captación, infiltración al subsuelo y distribución de agua desde las cuencas.
La elaboración de infraestructuras hídricas se vincula a un profundo conocimiento de la montaña desde los preincas en los Andes de Lima y del Perú. Por ejemplo, en Lima se mantiene esta práctica en las comunidades de Tupicocha y San Pedro de Casta (conversación con Gregorio Ríos, 2023). Otro gran referente de la recuperación desde las prácticas culturales comunitarias de la crianza mutua es la Asociación Bartolomé Aripaylla (ABA). ABA está en la comunidad indígena Quispillacta en Ayacucho, donde la familia Machaca empieza su caminar desde 1991 en respuesta de: «en condiciones […] de falta de agua y de sequía por el fenómeno del niño. Sin tener recursos o solucionar el problema con herramientas modernas. La pregunta fundamental fue: ¿qué es lo que hacían nuestros abuelos para poder solucionar? Ahí encontramos la práctica acuñada como siembra y cosecha del agua de lluvia, localmente yaku uyway (crianza del agua) […] son el conjunto de prácticas que denominamos la siembra y cosecha del agua». (Marcela Machaca, 2019)

La siembra de agua es rescatar cualquier tipo de llovizna que hay, sea glacial, granizada, nevada, el aguacero, la garúa, neblina, captarlo y almacenarlo en el subsuelo, eso se llama siembra del agua». (conversación con Gregorio Ríos, 2023). La crianza de “la chacra es una expresión de diálogo, respeto, cariño entre hombres deidades y naturaleza” (PRATEC 2011) así como la siembra y cosecha del agua que se han presentado como alternativa de cambios climáticos cálidos seguidos por cambios climáticos fríos para la suficiencia alimentaria a lo largo de 10000 años a más en los Andes (Valladolid, 2014). La siembra es aquella forma recolectar el agua para de llevarlo subterráneo 100%, 80% o 90% por que de ahí se puede cosechar de acuerdo a los diferentes sistemas. Todas las infraestructuras que se hacen para siembra del agua se van al subterraneo ahi hay aforos huecos espacios vacíos cuando hay bastante lluvia eso se llena y esos espacios tienen venas por donde salir pero no en cantidad sino poquitos cosa que en el ojo del manantial sale por pocos ahí se tienen que imaginar todos se tiene que involucrar ese trabajo para alimentar esos espacios en época de lluvia, pasó la lluvia el manantial sale y continua saliendo lentamente.


1 Palabra quechua que designa a la divinidad que habita las montañas de los Andes, las cuales son consideradas vivientes desde épocas precolombinas. En el mundo andino se les atribuye influencia directa sobre los ciclos vitales de la región que dominan.

2 Desde el año 2008, es considerada como Patrimonio cultural material de la nación. “La Chirisuya sobrevive en algunas localidades andinas del Perú, íntimamente vinculada a los rituales de la fiesta del agua. Aerófono con una boquilla de pluma de cóndor, con siete orificios” (Roman & Rojas, 2019).

3 “Por saber local entendemos el conjunto de prácticas, señas, saberes y secretos, actitudes y valores, resultado de una tradición ancestral de diálogo de los humanos con la naturaleza que son transmitidos intergeneracionalmente y que se enriquecen con los saberes de otras culturas.» (Pratec, 2011)

4 Acción de masticar la hoja de coca en forma de bola dentro de la boca.

5 Se refiere a un ramillete de hojas de coca seleccionadas y utilizadas ritualmente para realizar una ofrenda o un pukuy (oración andina) en los Andes.

6 Gregorio: ¿Por qué se creó la urbanización? El gobierno aprista, fujimorista, lo primero que hizo es desaparecer las comunidades¿para qué, por qué la comunidad decía este es mi territorio, nosotros lo vigilamos, Yo he sido autoridad, yo he vigilado todos los límites de San Pedro de Casta, naci alli pero he llegado a los 50 años. Entonces, a mí me entregaban los límites las autoridades anteriores y yo como entrante tenía que recibir y dejar al otro igualito. ¿Qué pasó cuando entraron estos gobiernos? Desconocieron ese valor, la utilidad de eso, los recursos, ¿por qué? porque al no haber comunidades ellos entraban libremente a invadir tierras, el tráfico de terrenos de todos estos asentamientos humanos, el tráfico de terrenos es un negocio. Ahora continúa el tráfico para formar barrios. El error de este gobierno es que está dando bonos para que construyan sus casas, mientras que toda el área del campo está abandonada, ellos se están dando el lujo de traernos alimentos de Rusia, Brasil, todo esos productos que vienen curados, tratados ¿Qué es la curación? Es el veneno que echan, nos matan de la noche a la mañana, te matan a través de los años.

7 En el documento “Patrimonio sonoro arqueológico. Su estudio y gestión en el Perú” Carlos Mansilla presenta El Proyecto Wayllakepa de investigación científica y experimentación artística surge por iniciativa de Milano Trejo Huayta, y encaminado por Chalena Vásquez Rodríguez. En el mundo andino el sonido habría sido tratado a partir de la elaboración de sus artefactos sonoros y también en la construcción de sus recintos arquitectónicos, sus templos y en el dominio sonoro/acústico de sus paisajes naturales (Mansilla, 2021).

8 La escuela I.E. 6023 Julio C. Tello Rojas de Lurín, en colaboración con Radio-Apu, organizamos el primer encuentro cultural y agradecimiento a la Yakumama. Esto es parte de un proyecto de aprendizaje que se está desarrollando por parte de los profesores y que desde hace algunos meses los . Invitamos a Gladys Lozano, parte de la Asociación Cultural Pachamama, y a la Casa comunitaria cultural Arena y Esteras. Radio-Apu (creado por Arely Amaut y dos profesoras de escuela de Pachakamak y Lurín, Rosa Rondinel y Nataly Altamirano) hace acompañamiento a procesos de aprendizaje creados desde el relacionamiento con el territorio y la recuperación de saberes ancestrales y locales.

9 Marcela Machaca es Ingeniera agrónoma y Directora de la Asociación Bartolomé Aripaylla (ABA).

10 Asociación Bartolomé Aripaylla – ABA https://abaayacucho.org/siembra https://www.youtube.com/watch?v=JXib9Cehtlk


Colectivo Radio-APU
Relaciona la cosmovisión Andino-Amazónica desde el estudio encarnado de los principios aplicados en las edificaciones ancestrales y su relación con aprendizajes comunitarios y escolares hacia un Buen Vivir urbano.